Bendito eres tú, Señor, Dios nuestro, Rey del universo, que me has dados responsabilidades que aún los ángeles desearían hacer.
*Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.* Mateo 28:19-20 NVI
El que enseña, con frecuencia aprende. Este es un dicho del ámbito educativo. La persona más beneficiada en cuanto al conocimiento, es quien siempre está enseñando. Por lo general, se imparte un mismo tema o especialidad muchas veces, y para ellos, se utilizan diferentes técnicas de estudios y estrategias, que permitirán una mejor comprensión por parte del estudiante.
Dependiendo del receptor del conocimiento, el profesor debe encontrar el método preciso para ayudarle a entender lo que desea transmitir. Un profesor no es bueno por la cantidad de estudiantes que reprueben, sino por los que logren aprender lo que él está enseñando.
Tu y yo fuimos llamados a enseñarles a otros el mejor de todos los conocimientos, a Dios, su amor, el plan de salvación, su Palabra, bondad, misericordia y su gracia. De acuerdo a lo que hablamos anteriormente, el mayor beneficiado en todo esto eres tú.
A medida que enseñas a otros, el conocimiento se fijará en ti y poco a poco podrás ir comprendiendo más cada uno de los temas impartidos. El Señor, en su inmensa sabiduría te dejó la responsabilidad de hacer discípulos, y eso es un gran privilegio dado al ser humano, aún los ángeles quisieran realizar esa tarea.
En esta nueva semana que inicia, colócate en las manos del Señor para realizar la obra encomendada y llevar así a muchos al conocimiento de Dios y su verdad.
"Que el Eterno te bendiga y te preserve; que el Eterno ilumine Su rostro hacia ti y te otorgue gracia; que el Eterno eleve Su rostro hacia ti y ponga paz en ti."
*Familia Ramírez Acosta*
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