Bendito eres tú, Señor, Dios nuestro, Rey del universo, que eres mi guía y mi destino a seguir.
*Sigan por el camino que el Señor su Dios les ha trazado, para que vivan, prosperen y disfruten de larga vida en la tierra que van a poseer.* Deuteronomio 5:33 NVI
Hace poco recordé una oportunidad en la que subí a un sistema de transporte, que, aunque era el mismo número que yo necesitaba, iba hacia el lado contrario de donde yo deseaba ir. Lo que cambiaba, era su destino escrito en la parte superior de su parabrisa.
Sin saber que me había equivocado y por no conocer bien el lugar, me percaté que iba en dirección opuesta, cuando nos encontrábamos en una zona rural con una vía estrecha, como era alrededor del mediodía había muchos colegiales subiendo y bajando en cada parada.
Por miedo al lugar donde me encontraba, me levanté y sin consultar a nadie, pedí bajarme en la próxima parada, crucé la calle y tomé el primer ómnibus que venía en sentido contrario, ya al acercarme a los lugares conocido, sentí tranquilidad.
Nuestra vida se asemeja a un viaje, podemos subir en diversos sistemas de transporte que nos llevarán a distintos destinos, entre ellos están: la familia añadida durante nuestra existencia, las amistades, los trabajos, estudios, diversión, destinos geográficos, el conocimiento de la Palabra y muchos otros.
Muchas veces cuando nos damos cuenta que vamos en sentido contrario ya es demasiado tarde para volver, en otras oportunidades, podemos volver, pero traeremos con nosotros consecuencia de nuestra equivocación.
Tal vez en este momento, puedas pensar en algunos viajes de vida que realizaste que te llenaron de alegría y satisfacción, así como de otros, que te ocasionaron dolor y miedo, sin embargo, lo que eres hoy, tu crecimiento como persona, es producto de todos esos destinos escogidos y las vivencias de cada uno.
El Señor es nuestro guía infalible, para poder ir siempre en la dirección correcta y no tener que modificar el destino al percatamos de nuestro error, es necesario dejarnos guiar por él, poner nuestra vida completamente en sus manos y hacer su voluntad, solo así llegaremos seguros a la tierra prometida.
"Que el Eterno te bendiga y te preserve; que el Eterno ilumine Su rostro hacia ti y te otorgue gracia; que el Eterno eleve Su rostro hacia ti y ponga paz en ti."
*Familia Ramírez Acosta*
Comentarios
Publicar un comentario