Bendito eres tú, Señor, Dios nuestro, Rey del universo, porque cuidas hasta los más pequeños detalles y en ellos se revela tu amor y misericordia.
*El Señor le ordenó a Moisés que les dijera a Aarón y a sus hijos: «Esta es la ley respecto al sacrificio expiatorio: La víctima deberá ser degollada ante el Señor, en el mismo lugar donde se degüellan los animales para el holocausto. Es algo sumamente sagrado.* Levítico 6:24-25
Cuando Dios ordenó en lo concerniente a los sacrificios, dio una instrucción que muestra el amor y el tierno cuidado que tiene hacia sus hijos, en especial cuando deben presentarse ante él para confesar su pecado.
El altar en donde se ofrecía el sacrificio por la culpa, era el mismo en el que se presentaba la ofrenda de agradecimiento. Este es un detalle maravilloso y lleno de gran enseñanza para nosotros. Cuando la persona que había cometido una falta iba a presentarse ante el Señor, no era expuesto en vergüenza ante otros.
Los que se encontraban en ese momento cerca del altar o los que lo veían por el camino no sabían, si lo que llevaba era por un pecado cometido o una ofrenda que presentaba como agradecimiento a Dios, de esta forma, no existía para él escarnio y reproche por parte de sus hermanos.
Que gran lección para meditar en ella y ponerla en práctica. Si el mismo Creador, quien llevó sobre si el pecado de todos, tuvo ese detalle tan especial, cuanto más nosotros que somos pecadores y necesitamos de la gracia del Señor para ser salvos.
El propósito de Dios siempre ha sido que sus hijos acudan a él en busca de perdón y ha dispuesto de todo lo necesario para que este momento sea especial, personal y de restauración. Pídele al Espíritu de Dios que te ayude cada día a imitar a Jesús, hasta el punto en que seas semejante a él.
"Que el Eterno te bendiga y te preserve; que el Eterno ilumine Su rostro hacia ti y te otorgue gracia; que el Eterno eleve Su rostro hacia ti y ponga paz en ti."
*Familia Ramírez Acosta*
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