Bendito eres tú, Señor, Dios nuestro, Rey del universo, que me has dado a tu Espíritu Santo para guiarme y transformarme.
Me comportaré sabiamente de una manera perfecta. Oh, ¿cuándo vendrás a mí? Caminaré dentro de mi casa con un corazón perfecto.
Salmos 101:2
David en este salmo, recuerda la promesa hecha a Dios, de vivir rectamente y para ello, comienza reconociendo la Misericordia y el Juicio divino.
Seguramente has hecho un pacto con Dios y te esfuerzas en cumplirlo con inteligencia; mientras lo haces, puedes ver y sentir el trabajo del Espíritu Santo en ti.
Solo en este texto encuentras dos grandes desafíos, el primero, anhelar que Jesús venga a ti a ayudarte, mirarte y acompañarte. El segundo, comenzar desde casa con un corazón perfecto.
Cada día puedes cantar, adorar, alabar e invitar a Dios a tu vida. Que todo lo que hagas comience en casa y desde allí recibas una respuesta favorable a la pregunta ¿Señor cuándo vendrás a mí?
"Que el Eterno te bendiga y te preserve; que el Eterno ilumine Su rostro hacia ti y te otorgue gracia; que el Eterno eleve Su rostro hacia ti y ponga paz en ti."
Familia Ramírez Acosta
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