Bendito eres tú, Señor, Dios nuestro, Rey del universo, que me amas tanto que escapa de mi comprensión humana.
*Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos.* Juan 14:15
Amamos a Dios porque él nos amó primero, con un amor tan profundo e inmenso, que estuvo dispuesto a despojarse de sus atributos divinos, con el único propósito, de venir a este mundo y morir en tu lugar, otorgándote con ello, la oportunidad de salvación, así como también, la maravillosa esperanza de vivir en un futuro cercano en una tierra recreada, sin dolor, sin muerte y sin pecado.
Crecer en gracia para con Dios, requiere tu obediencia de buena voluntad en cada aspecto de tu vida. En toda actividad que realices por muy pequeña que te parezca, deberá estar impregnada del conocimiento de Dios y de su Palabra. Cada obediencia demostrada te preparará para responder en conformidad a las invitaciones que el Señor te realizará en el futuro, y así puedas lograr cosas todavía mayores.
Cuando un niño es pequeño, lo que se le pide que realice es de acuerdo a su edad y sus capacidades, pero a medida que va creciendo, los requerimientos y responsabilidades también irán en aumento. En la vida espiritual no es diferente.
Pídele al Espíritu de Dios que te ayude a cada día crecer en gracia para con Dios, obedeciendo sus mandamientos, ya que, al hacerlo, demuestras tu amor por él.
"Que el Eterno te bendiga y te preserve; que el Eterno ilumine Su rostro hacia ti y te otorgue gracia; que el Eterno eleve Su rostro hacia ti y ponga paz en ti."
*Familia Ramírez Acosta*
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