Bendito eres tú, Señor, Dios nuestro, Rey del universo, que me utilizas como fuente de bendición para otros.
Entonces Acab llamó a Abdías, el administrador del palacio (Abdías era muy temeroso del SEÑOR.
1 Reyes 18:3 RVA2015
Abdías fue un profeta. Él no era originalmente un israelita, sino descendiente de Esaú, quien se convirtió al Señor.
Se compara este temor de Abdías con el de otras personas que entendieron todas las bendiciones que recibieron bajo la influencia del pueblo de Dios. Ya para este momento, él había realizado la hazaña de esconder y salvar a los profetas, utilizando para ello, sus propios recursos económicos.
Acab, reconociendo que Adías era un hombre piadoso y obediente a la Palabra, quiso contratarlo para ser bendecido y prosperado. Él Recordaba como los bienes de Labán fueron bendecidos y sus animales multiplicados a causa de Jacob, igualmente como la casa de Potifar y del Faraón prosperaron por la presencia de José.
Su intención era egoísta y por interés, razón por la cual, no podía prosperar, al ver sus intenciones frustradas, concluyó que Abdías solo pretendía ser fiel a la Palabra, es por ello, que en el texto de hoy vemos una aclaratoria inspirada por el Espíritu, en donde se indica, que él era en gran manera temeroso de Dios.
Que, al acercarnos a otros, nuestra intención no sea, por lo que ellos puedan hacer por nosotros, sino por lo que nosotros podamos hacer por ellos. Que el Señor te ayude cada día a ser de bendición y prosperar todo el lugar donde te encuentres.
"Que el Eterno te bendiga y te preserve; que el Eterno ilumine Su rostro hacia ti y te otorgue gracia; que el Eterno eleve Su rostro hacia ti y ponga paz en ti."
Familia Ramírez Acosta
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