Bendito eres tú, Señor, Dios nuestro, Soberano del universo, que bendices a tus hijos que constantemente te buscan.
*A medianoche me levanto a darte gracias por tus rectos juicios.*
Salmo 119:62 NVI
Cuando eres padre tu sueño ya no es el mismo, si anteriormente nada te despertaba, con la llegada de los hijos todo cambia.
Difícilmente permanezcas en tu cama tranquilo ante el llanto de un bebé o mientras se encuentre enfermo, no importa la hora estarás dispuesto a acudir a su llamado.
El texto de hoy presenta una oración realizada por David a la media noche, investigando un poco más, encontré otro texto en Salmos 134: 1 que dice: "Bendigan al Señor todos ustedes sus siervos, que de noche permanecen en la casa del Señor."
Aún en la noche, al Señor le agrada escuchar tus plegarias, puede que al igual que David y de otras personas que tienen esta práctica, te levantes a una hora precisa para orar o cada vez que te despiertes lo hagas.
Lo cierto, es que al igual que un padre acude al llamado de sus hijo, nuestro Padre celestial también lo hace, no importa la hora.
Durante la noche, cuando todo está en silencio, es un momento preciso, ya que nada interrumpirá tu meditación y seguramente tu despertar será de gran bendición.
"Que el Eterno te bendiga y te preserve; que el Eterno ilumine Su rostro hacia ti y te otorgue gracia; que el Eterno eleve Su rostro hacia ti y ponga paz en ti."
*Familia Ramírez Acosta*
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